Marta Beltrán

BIO

Marta Beltrán (Granada 1977) es Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Granada, cursa un año en la Universidad de Loughborough, Inglaterra. Posteriormente realiza estudios de postgrado en varias universidades (Granada y Madrid). En entre los años 2018 y 2019 expone el desarrollo de proyectos individuales realizados en el contexto de los premios recibidos durante 2017: “El juego de la libertad”, Beca Daniel Vázquez Díaz, en Huelva; “Ojos de un extraño”, Premio de Dibujo Gregorio Prieto, en Valdepeñas; y “La vendedora de fósforos”, Premio de Dibujo DKV-MAKMA, en Valencia. Expone en colectivas con las galerías Birimbao de Sevilla y Puxagallery de Madrid (2019), participa en las ferias de arte Marte, Castellón, y JustMAD (2018) y es Mención de Honor en el XII Premio Pintura y Artes Plásticas La Rural 2019.

En 2016 recibe una beca para la Producción artística de la Universidad de Granada (UGR), con la que lleva a cabo la exposición individual “La Ceremonia” en el Hospital Real, sede del Rectorado de la misma, comisariada por Susana Blas.


Obra

Marta Beltrán concibe su trabajo como un proceso de reconstrucción de imágenes que provienen, en su mayoría, del ámbito cinematográfico, fotografías encontradas, collages, instalaciones o vídeos que utiliza para elaborar, en torno a ellas, un discurso propio. Sus trabajos nos enfrentan a aquello que subyace en la escena y al estereotipo que de ella se deduce. Reinterpretan sutilmente la escena original expresando contenidos y emociones inconscientes que conforman el punto central de su obra: el distanciamiento de una narrativa basada en la lógica. Marta Beltrán disloca las formas de partida para desvelar valores ocultos en esos referentes visuales, haciendo uso de un personalísimo método de filtrado de imaginarios populares, deformando las referencias hasta conseguir una sensación de extrañamiento.

La artista representa, en no pocas ocasiones, por la imagen de la mujer en contextos cotidianos, pero crea un relato renovado que mantiene cierta distancia con respecto de la escena original. En este proceso es esencial una práctica de dibujo “no controlada” y un interés por el detalle como elemento previo a su visión de conjunto. El resultado es una visión, en apariencia, distorsionada que encuentra la cara irónica, y a veces casi negra, en aquello que tiene una imagen rutilante, inocente o intrascendente.

En su obra se intuye la necesidad de minimizar los recursos utilizados en la composición y de concentrar la atención en la representación. La creación de imágenes con una alta presencia física, elaboradas desde una perspectiva pictórica tradicional, se torna una prioridad en la que el dibujo es parte esencial.

Detrás de la sencillez y la contundencia de sus dibujos se esconde un interesante análisis semiológico de la imagen de la mujer, fundamentalmente en la cinematografía, que permite desvelar los estereotipos, las ideas preconcebidas en las imposiciones sociales.